Hoy intento la escritura
sobre un viejo pupitre de madera
leyendo sobre su tabla antigua
una frase de tinta embadurnada,
mientras por la ventana
veo al invierno atrapado
tras sus cristales casi opacos
y las nubes lucen un gris apagado
en forma de manto oscuro
revistiendo la luz de mi mirada,
mis lágrimas gimen opaco
como el sabor del aire rancio
cuando se tornan insensibles
por los colores oscuros del campo,
anoche no pude acompañarte
y el dolor de no poder hacerlo
me duele más que el propio daño,
hoy me siento lerdo
intentando hacer que corra mi pluma
y me acuerdo
de esos momentos de alegría
en que tu sonrisa incita a la mía
con el único aliciente de dilatar
nuestro afecto que sin palabras
es un completo diccionario,
anoche sin estar presente
te quise más que nunca amiga,
por el regalo que me haces
y las ganas con que me invitas
a compartir siempre tu escenario…
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