Vida apagada en la que maduran
besos y las caricias se convierten
en entusiasmo contra el frio extraño
de días largos como la prisa,
semejantes al lenguaje silencioso
por lo extraño de sus figuras
con sílabas que surcan el viento
y la magia invisible del tiempo
acariciando los labios de la luna,
signos en el espacio con la premisa
de un meteorito perdido
entre un cielo de estrellas fijas,
frases que juegan en la escuela
errante de los sonidos
enlazando bocas y labios
de los que florecen palomas blancas
volando bajo la lluvia
de brillos e incandescencias
como guía perdido por su negrura
en noches invisibles e inquebrantables,
prisa que se pierde al fin y al cabo
con la misma angustia
con que despertó de su letargo…
Añadir comentario
Comentarios