
Asombra con la fascinación
que nos entra por la boca
y como acertijos
nos alcanzan al corazón
por la eficacia de sus pinceladas,
confines de diversos matices
que nos transportan a un pasado
donde de niños jugamos
al juego de ser pintor,
lienzos adornados
con la visión de un mundo
extraño por agraciado
e irreal, que nos desliza
por el antiguo Egipto
cuna del arte y madre
de la civilización,
un amor a la aventura
que pasea por el lienzo,
con el amor por lo surrealista
con la calidad intensa
que maneja la sonrisa
y pone orden en la música
que nos gobierna…