Derramé lagrimas ocres
en amaneceres sombríos
y mojé de aventura las dudas
por las que perdí el camino,
descalzo de alegrías
y subí a la cruz de piedra
que anunciaba una iglesia,
donde perdí años de sabiduría
en pos de una inteligencia guiada,
sellé las puertas del averno
buscando momentos con los
que compensar tanto desacierto
y solo halle recuerdos
en los que ahogué sufrimientos
pero no me sirvieron
para soñar despierto,
ni tan siquiera para apagar la hoguera
en la que quise quemar lamentos
y entre ellos descubrí
aquella fotografía sepia
que nos hicimos en la feria,
tu sonriendo yo serio
y de fondo aquel desierto
sin agua en el que cada mañana
intentamos querernos
con muchos planes de futuro,
olvidando que el momento
era ahora y no el paraíso
al que nos habíamos subido solos
sin pensar en el resto del mundo…