Soy como flor sin dueño
al amparo del viento de poniente,
con el pistilo macerado
por el sol crujiente del verano
y el tallo repleto de espinas
en defensa de ocho hojas rojas
que lucen granates por el asedio
de miles de abejas
y cientos de mariposas
para las que solo soy estampa
y despensa de sus holganzas,
perdí mi lontananza de antaño
pero no la miel con la que atraigo
a tanto haragán hambriento,
envidiosos que lucen
un pecho cuajado de premios
de los que se compran
en la tienda de al lado,
foto que pavonean como medallas
con la cartera vacía
y un orgullo pendiente de sello
como el trabajo que se les supone,
pero del que nunca disfrutaron…