Recuerdas aquellas noches
en que la luna nos ofrecía
la mas bella de sus caras
para bañarnos de ilusiones,
nuestra novela de aventuras,
ella siempre en el mismo sitio
celada tras el roble
que nos servía de escondrijo,
mientras pensábamos en cual seria
el próximo destino
en el que nos perderíamos
únicamente cerrando los ojos
y agarrando nuestras manos
dejando que las fantasías
fueran tomando forma,
tú agarrada a la quilla observabas
como manejaba el timón
surcando olas embravecidas,
dejando a tu corazón
que disfrutase de la alegría
con la bruma en el cielo
y el aroma del campo
dominando nuestros sueños…