Por entre rosales viejos de tallo grueso,
escondía su cara tras pétalos que surgían
radiantes y rojos como la escarcha
con la que bañaban sus ansias,
por una nueva vida breve en el tiempo
pero perenne por la alegría con que lucían,
los colores con los que la vida
agradecía la riqueza de su belleza,
las nubes matizaban grises, recatadas
como la luz que alumbraba
el oxigeno en el que sus besos respiraban,
agrediendo la promesa de llevar a cabo
los susurros de tus dedos acariciando
cada uno de los rincones donde mi piel
está expuesta a sensaciones,
que solo tus labios son capaces
de llevarlos hasta el infinito océano
donde los sueños, son tan verdaderos
como el aroma que me regresa
al primer rincón donde nos besamos…