Me encantan tus besos
ausentes de riesgo maniatado
a las olas que rompen miradas
con la intención de vencerme
aun a costa de salir maltratados,
para después en silencio
llorar a las estrellas por su suerte
de vagar solas pero fieles en la distancia
al brillo de nuestra providencia
mientras se altera la sangre
que inquieta nos recorre las venas
sin saber cuándo relajar su estela,
despacio anduvimos el cielo tallado
de nuestro presente buscando
aquellas aspas del molino
donde nos conocimos encontrándonos
al cauce seco y el rio incierto
por un destino que vigilaba
la charca donde desnudos
nos bañábamos sin importarnos
hacia donde se dirigían sus aguas,
tallamos nuestros nombres
sobre el tronco seco del sauce
donde guardamos la ropa
y despertamos al nuevo día
cansados con el júbilo de una noche
a la que robamos todos sus segundos…