La duda siempre presente
cuando no se la llama
hace de mi valor ferviente
la pantalla que aplaca
amante de la conciencia
y silenciosa por prudente
siempre se apoya
en lágrimas de consuelo
con la memoria de mi madre
recordándome que ella
siempre es más grande
cuando más se la rememora,
hechicera la duda
florida como galera
cuando no encuentra rumbo
calla y espera como ola,
en borrasca mientras flota
gozando de su ceguera
en momentos muy difusos,
en los que como humo
de hoguera sin resguardo
se queman sus defensas,
siempre quise ser duda
por la ambigüedad
con la que se comporta,
pero nací espina fecunda
y en ese estado como gota
que no se asusta, pienso
que sería de mí y mi mundo
si no defendiera mi palacio
con lo que me ha costado
alcanzar mis locos sueños
con muy poquita ayuda…