Con el corazón afectado
bañado en lágrimas de color amarillo
miraba pasar la vida pensando
en tantas horas, jamás perdidas
donde la mentira más ingrata
era capaz de superar a una verdad aupada
por el atril de la ignorancia gratificada,
tiempos de gente estudiada
faltas de ética, donde el humo del cigarrillo
en las tabernas está prohibido
y se montan guerras absurdas
con la tristeza de que para defenderlas
se reclutan muchachos de sangre caliente
recién salidos de la escuela,
una vida con el único aprecio
a cuerpos que se presumen perfectos
por horas de gimnasio dietas
y la prepotencia que regala el dinero,
de donde salieron estos días
de abrazo al poderío decadente
al sentimiento sin motivos
y a unos valores basados en el desaliento
del prójimo, adorando dioses de barro
aupados en altares oscuros por su talla
tras los que se esconden los fuegos
de palabras subrayadas, nunca probadas
la falta de castigo y la desidia
por todo lo establecido sin disciplina …