
Signo de la no violencia que retrata
una cara marcada con el estigma
de un dolor reprimido y las ganas
de desprecio por lo prohibido
reflejado por el negro de su pelo
y en cada uno de sus sentidos,
su mirada despreocupada, altiva
de desprecio a lo establecido
y su boca sin apenas abrir los labios
para que se note la queja
y sus orejas tapadas alejadas
de ruidos que entorpezcan
el sonido suave por el que ahora
se desliza su vida, dura
pero propia y digna como ninguna,
una esperanza a la alegría
que no llega, embarcada
en el verde y amarillo de sus maneras,
NOACH¡¡¡ un canto a la resiliencia
que potencia la alegría presa
en la celda de las desdichas…