Como agua que no para
seguía su curso sin alcanzarle
hasta que en un recodo sin quererlo
se encontró de cara con tu espectro
tu guadaña y el brillo de su filo,
quiso darse la vuelta
pero ese que fue siempre, él mismo
se tropezó con su sombra
negra, como el disfraz que de niño
llevaba a la escuela entre risas
y hoy le parecía horrendo,
quiso salir corriendo, buscando
salir de aquel horrible sueño,
pero hoy no se trataba de eso
hoy, no hay catedrales con bancos
para el descanso de este viaje,
hoy no hay nombres
ni tan siquiera almas esperándole,
hoy que todo se acaba
solo le queda el recuerdo
de aquel horizonte al que por miedo
nunca quiso acercarse y unas alas
con las que volar un tiempo
en la cabeza de los pocos que le quisieron...