Del hermoso tálamo de tu pecho
brotan harmonías que se mezclan
con la brisa veraniega de tu sonrisa,
alejando mis tristezas y haciendo
que un cielo infinito de mariposas
donde la felicidad es fortuna
lo surquen olas danzando al capricho
de nuestros encuentros
en los que el fuego empieza,
con la caricia de la mirada
y acaba en el lecho de besos
que construimos con los labios
por cada escondite de nuestros cuerpos,
un estallido de sollozos suaves
que surgen de la garganta
descubriendo todas esas lindas cosas
que a los dos nos encantan,
sueños de vida que deseamos
y de los que gozamos
desnudos y abrazados los dos en uno,
un viaje en el que el paisaje
lo disfrutamos con sentidos lozanos
sin la agonía de la sospecha
ni suposiciones que conviertan
en soberanía a la detestable mentira…