En sus sueños siempre caía
por aquel abismo sin fondo
una caída sin palabras
donde el dolor ausente
se mostraba como cercanía,
a una muerte que le despertaba
de aquella pesadilla
que le atormentaba por el vértigo
con que se desplazaba
por aquél foso del miedo
en lo oscuro de su silencio,
un mal auspicio
sobre el desmoronamiento
y una alerta que anuncia peligro
avisando a nuestra mente
del sufrimiento del cuerpo...