Que difícil a veces la verdad desnuda
sin un triste guiñapo que la arrope
saliendo de una boca muda
dispuesta con su daño a herir al hombre
y que alta la conciencia sin la luminiscencia
de una luna llena presta a responderle
cuando la cuesta se hace insoportable,
trabas de una nada que enloquece
al vientre turbio de una vida
oculto tras la sabana del orgullo
entre bocas que se sienten esplendorosas
y como pájaros heridos aletean con fuerza
alejando al enemigo que las acecha
y al amigo dejándole enmudecido
y sangrando por la herida que hace más daño,
subir a lo más alto de la tapia
con los pies descalzos para ver a las muchachas
bañándose en el rio e imaginarse besos
que se guardan como recuerdos
que nunca han sido tras el amargo vino
de una taberna llena de rumores sin seso
ni sentido…