Desnuda como espejo
reflejo de luz de luna
con la mirada hacia el suelo
y una risa callada oculta
brillo que perfila sus pechos
como aliento a un sueño
de besos y abrazos
bajo el blanco techo
de un mañana nacarado,
que mira a los ojos
y tiembla con el arrojo
de cientos de noches
en los que hasta al silencio
de una guitarra
se le oye decir te quiero,
como abrazo del alma
sujeta y regalando caricias
al corazón como advertencia
de una lección bien cultivada…