Siempre estás allá a lo lejos
en mi pensamiento
donde el emisario practica sin eco
sus desgarrados gritos de aliento,
donde el sol brilla, aunque nubes grises
quieran cegarlo con su osadía
por la fuerza de su sonrisa,
donde se agitan mares y los puertos
no acogen a cualquiera
porque su hidalguía
no es lustre de cualquiera,
allá donde el pueblo declina
como barco a la deriva
donde más se te necesita amiga,
esa es la patria mía
una tierra sin fronteras donde
el hombre no vive de su apellido
únicamente del nombre
que se gana como donativo
a su entrega contra el llanto,
su trabajo diario con la alegría
de sus escasas insuficiencias
y el destello que desploma sus penas
conviviendo en armonía
con sus ríos sus árboles y la inocencia,
de un territorio de mares abiertos
donde el malo muere de hambre
y el más rico es todo aquel
que con sus remos navega,
con la paz bajo el cielo azul estrellado
y la bandera de ayudar al desvalido
como anhelo en el palo más alto,
para que todo el mundo la advierta…