La alegría de aquella mañana
solo le anunciaba cosas buenas
llovía fino como le gusta a la tierra
y a él cuando llenaba la bañera
siempre a la misma hora antes de su baño,
el viento olía a vino de antaño
de aquellos embotellados
en garrafas de vidrio rancios
como el crepitar encendido
de un cigarro solitario,
las hojas de otoño le anunciaban
un viento fresco con sabor a ella
hoy sería el día en que se atrevería
a no girar sus ojos ante su mirada,
a aguantar su sonrisa sin ruborizarse
y a salir de la duda,
hoy estaba decidido a saber
si eran de atracción aquellos pasos
que a él le parecían más lentos
el tiempo que pasaba a su lado
o pura cortesía de aquella
linda señorita de cabellos sueltos
que día sí y día no
se cruzaba camino de su trabajo…