Paseaba la ignorancia
como ama y señora pensándose
única por nadie carecer de ella,
para el sabio consejera
y en el que cree que todo lo sabe
reina poderosa y enferma
por lo contagioso de su descaro,
con la boca siempre abierta
y el consejo lastrado daba traspiés
a cada paso testaruda
con poca gracia paseando su dicha,
altanera de cara y confiada
con el pecado por bandera
y su insolente atrevimiento
nunca quiso ser aconsejada
ni reconocer en la honradez
una virtud escasa en ella,
aquel día se tropezó con la sabiduría
y mirándola a la cara con suficiencia
le espetó sin ruborizarse,
tú nunca serás grande
porque nunca alcanzas,
mientras yo siempre seré infinita
como la distancia y notable
porque me gozo más que a nadie…