Efímeros como barro en charco
un día de sol son sus pasos
escurriéndose por aquel piso
de verde mar y blanca arena,
que navega como noche sin luna
a las escondidas de un día
que aún disimulada entre la niebla
siempre la va a encontrar,
pasos lentos sin destino
ni arrugas que planchar perdidos
en una noche sin farolas
y sin un banco de piedra
en el que poder descansar
ni alfombra por la que caminar serenos,
un cansancio que hace daño
solo con mirar las arrugas que van dejando
porque sus años no se cuentan
por meses ni días
es la compasión la que los guía
por su falta de nostalgias
quien los mata lentamente
por lo indiferente de su autobiografía…