Acabó el juego del ratón y el gato
y quedamos sin saber
quien ganó lo apostado,
trataba de una muerte
y la suerte no jugó con ninguno
al quedar vivos los dos apostantes,
las apuestas tienen eso de malo
que si no gana uno de ellos
el resto nos quedamos con hambre
al tratarse lo apostado
de una buena comida,
disfrutaremos de esta alegría
con el estómago vacío
muchas risas y las ganas llenas
para cuando volvamos a juntarnos
apretando el botón de la sidra
y después de regar el gañote
algo encontraremos en la cocina…