Siempre que miro mis rudas manos
me vienen recuerdos de aquellos años
en que puro hielo de las escarchas
en tiempo de aceituna me las destrozaba.
Nueve años que hoy te hacen muy niño
eran entonces la ayuda que se necesitaba
para llenar la despensa con cariño,
duro tiempo compartido con la enseñanza.
Don Paco subido en la tarima con voz recia
nos recitaba la historia que convenía
no se si por aparentar mas energía,
con algún que otro capón desde su tarima
o porque era la forma de caldear las manos
del frío de aquella anticuada estancia.
Padre Manjón, rincón donde la libertad
vivía enjaulada alimentada de leche en polvo
que “los americanos” se dignaban a darnos
no se a cambio de cuanto?...
Vienen a mi recuerdos de los sacos
abiertos de cualquier forma y apilados
en una especie de despensa debajo las escaleras
donde las ratas andaban como amigas,
imagino que de igual forma
que en la otra mitad destinada a las niñas..
recuerdos extraños de infancia
que van y vienen lejanos en el tiempo
de la escuela donde aprendí, a la fuerza...