Sucedió como pasan las cosas,
me agarré a los enigmas
como si se tratara de una peonza,
el azar no tuvo nada que ver
en nuestro encuentro
la culpa fue simplemente del tiempo
persiguiendo una nueva historia,
viejas heridas jugaban
en mi mente intentando cambiarme
acercándome al precipicio
por el que se pierden tantas historias
en su principio
como lanzas que traspasaban
mis recuerdos sin anestesia,
ni tan siquiera aviso
y apareciste de repente
cuando daba todo por perdido
subida en la nube de la alegría
bien asentada en el trono
donde se balancea descuidada
toda la injuria que daña
a un corazón dolorido,
me situé en el centro de la pista
donde se baila a la vida
sin importar el minuto siguiente,
donde se abre la persiana a los sueños
donde cada segundo que pasa
deseas el siguiente con el desespero
de a quien le falta el aire
para seguir viviendo,
desde entonces doy gracias a la vida
por el color de te quiero
con que me recibes cada día
con gusto a besos
y miradas de alegría….