Como luz crepuscular
llegaste
poniendo punto y final
a mi tormenta
surtiendo brillo interior
que abatía mi fortaleza,
como sol de mis mañanas
iluminas y anuncias
el final de mis congojas,
estrella que a mi alma
entraste hace tiempo
como fugaz,
pero ni flirteos
de mi mente
pudo alejar,
de mi espíritu
disipaste la oscuridad
devolviendo el brillo a mis ojos,
y en mi corazón de niño
con la fuerza
de tu mirada verde
y el gracejo
de las ondas
de tu platicar
restableciste,
ojala para siempre,
el por mi siempre venerado
verbo amar.