Fue la soledad de la noche
la que transformó en dominación
ante tu invisible presencia,
haciendo que fogosos
todos mis deseos se fundieran
junto a los tuyos en uno solo,
mis labios buscaban tu boca
ante la firmeza de no hallarla
con el intento desesperado
de apagar tu llama candente
y en el fragor de tanta lujuria
la aurora dio paso a un nuevo día,
cesando mis sensaciones
que al borde del extermino
como cada noche
desgregaban mis sueños,
de deliciosas orgías contigo...