Bajo la sombra
de un sauce llorón
unimos corazón
y vida tatuando
en su corteza
nuestros nombres
y en sus entrañas la alegría
de nuestros abrazos,
mientras margaritas
y amapolas lucían el rojo
de nuestras pasiones
y el blanco de unas ilusiones
abrazadas a la brisa
que como besos
lanzaban su polen
a una luna opaca
por los rayos
de un sol de mediodía,
huellas
con la inocencia adolescente
de un amor para siempre
cruzamos nuestros dedos
en señal de un recuerdo
que sigue presente
cada vez que veo tu cara
reflejada,
en tan bellas flores silvestres…