El vacío de tiempos pasados
le relegaba en la fila de la miseria
con que había vivido instantes
en los que la vida y la muerte
interesadas y de odio,
tejiendo hilos de esperanza vacía
como sus intereses de conciencia
y alma dolorida pendientes,
la encontró en la calle
con los ojos encharcados en lágrimas
bajo la teoría de vislumbrar
nuevos caminos de alegría
o arrastrarse por los mismos
que le conducían a un futuro corto
con la puerta abierta al infierno
y eligió un regalo de conciencia,
conocerse como seres que no pierden nada
abusando del delirio de quererse
pisando las hojas secas del pasado
y proponiéndose un futuro
alejado de recuerdos y falsas promesas…