Por entre las sombras
de un horizonte que se acaba
cuando el sol se esconde,
se dibujan cuatro siluetas
por cuatro caballos
al ritmo somnoliento de sus pasos
los cacharros colgados
sobre la barbacana de madera
una lona raída de techo,
en invierno y en verano
y las ruedas chirriando
como gato pisado en la cola,
gitanos artesanos sin horario
ni sitio fijo donde desarrollarlos
con la trashumancia por bandera
hojalateros y cantantes
paseando su arte,
vendedores ambulantes y buhoneros,
compromiso nunca reconocido
a los gitanos españoles
anulados como vagos y maleantes
cuando a sus espaldas cuelgan
oficio de braceros mimbreros
luchando siempre contra el San Benito
de una represión dura
como su suerte,
gitanos de España reconocidos
en cualquier rincón de este mundo...