Aunque a veces sobrepasé
los ciento ochenta
con coches de no más de cien,
mi cabeza caminó siempre
por caminos de cristal
siendo un nene,
hasta llegar a la adolescencia
y aunque pisé barro
cuando empecé a caminar,
la escuela llegó a mi
como escudo de defensa
cercenada en ideas divididas
entre imposiciones autoritarias
y una iglesia que predicaba
todo lo bueno que no practicaba,
de ahí aprendí que luchar
contra lo establecido
es tarea que David contra gigantes
tuvo que sufrir en grado sumo,
me ejercité en la mentira
para capear contra el mundo
aunque siempre amé
por principios y sin abandono,
hoy cansado y más viejo veo
que ser lancero es difícil
que ser sincero ardua tarea
y que más vive el que torea
que el que coje
al toro por los cuernos
desde leyes impuestas
con desatino y apego a si mismo...