Que triste sentirse vagabundo
de un mundo indecente
y lleno de llanto,
un mundo sin el encanto
de amaneceres sin dueño
con la belleza de una cara
reflejada
en cada una de sus arcadas,
un mundo sin el abrazo de unas ganas
bajo una aurora de verano
por el simple placer
de respirar sus encantos,
que triste un mundo sin sueños
vacío de colores
y frío como el ceniza
de unos ojos maltratados
por un destino ocioso de futuro,
que lindo el segundo memorable
que nos transporta
del mundo de los sueños
a este vivo tan lleno de promesas
perdidas en el viento,
de personas que van y vienen
como olas que se disipan
unas a la orilla
como amores de madrugada,
otras tierra adentro
rompiendo corazones
e hiriendo halagos
como daga ensangrentada
y las mas arrastrando a la playa
la sabiduría de otros mundos
que en contacto con la arena
sana las heridas del alma...