El suave viento de la alborada
tintineaba a fiesta perfecta
el arrullo del búho sobre las ramas,
hojas apenas brotando en primavera
el patio aun vacío y el fuego
tierno en principio fueron recibiendo
a familia y amigos con la sonrisa
del que no se espera unas horas vividas
con la intensidad del comienzo
de un cataclismo de estrellas,
globos de helio regalos del alma
y ante todo abrazos y besos
que sellaron mis sesenta y cinco
como el que espera una tarde divertida
y se encuentra en medio
de unas horas vividas con la intensidad
de lo verdadero, risas y alegría
con el detonante de lo auténtico,
mil veces más nacería por repetir
un día, en que se juntaron cielo y tierra
para disfrutar de cada una de las gracias,
de cada una de vuestras caras
y de cada hora en que disfrutamos
a la velocidad con que pasan las horas
convirtiendo en segundos un día
nacido para mi memoria…
gracias familia y gracias amigos¡¡¡