Que tristeza una guerra
donde mueren niños
y se destruyen empresas,
donde solo está seguro
quien la provoca,
donde se pasa miedo
sin importar nunca
el aspecto de los ojos
cuando lloran o suplican,
una solución pusilánime
bajo la tiranía de cobardes
que evitan el intercambio
de un dialogo sereno,
un campo de batalla
destinado al pobre
con la complacencia
del bolsillo del rico
que nunca aprende de ellas
porque nunca pierde
la destreza que solo
usa aquel que nunca
pisa el campo de batalla…