Quizás la idea de conocerla
en un destino lejano
fuese la forma más alejada
de decir te amo, quizás el destino
más con la flecha de cupido
o solamente,
quizás no fuese la hora
de hacer realidad
los sueños prohibidos
de dos personas,
que su propia esencia
mata por dentro,
una fantasía nacida
con palabras bonitas y sonrisas
en corazones perdidos
heridos por la tristeza
de un engaño prohibido.
La terrible condena
al eterno recuerdo de amar
sin haber podido comprobar
si fue amor del auténtico…