Campos viejos repletos de olivos
engalanados con agrias aceitunas
se transforman en el sosiego
de su seductora cocina
influenciada
por la riqueza del mas bello entorno,
fecundas huertas labradas con firmeza
y el espléndido atractivo de sus montañas,
portón de honores abierto a Andalucía
donde se estrellaron
todos los que quisieron doblegarla
y fuente de vida a su anatomía,
Jaén tierra de familia,
amables como su acento llano
mezcla de variadas civilizaciones
que rindieron pleitesía
al verde de sus olivas
y el carácter de sus gentes,
tierra de villas abofeteada
por la mesura de su industria
olvidada por quien tanto le debe,
cabeza alta
ante quien quiera aleccionarla
sin enterarse que en historia
alma, trabajo y arte
pocos pueden darte lecciones,
Jaén tierra mía y de mis padres
siento pena por no poder devolverte
algo de lo que me diste
por la tristeza de tu olvido
que me bautizó como emigrante,
aunque premiado
por tu baluarte de cuna reconocida,
sangre de olivas de oro
y aunque olvidada por egoísmo,
rica en vida y lágrimas agradecidas…