Con lágrimas en los ojos
y sosiego en el alma,
te percibo atado al deseo
admirador de tus miserias
como principio de mi existencia,
primavera de una cultura
regida por la providencia
de una madre dolorida
por no poder contener
el vuelo de sus crías
en busca de esa libertad
que regala un plato de comida,
siempre fuiste
conquistadora de historia
bajo la identidad desacertada
de una apatía por la labranza,
perfecta y cubierta por la harmonía
que te dispensan
ocho provincias bajo el encanto
singular de un acento
brillante como la chispa de sus sueños,
salada por unas olas
que redimen las aguas de un mar
ante las asperezas de un océano,
cercada por sierras regadas de aroma
a tomillo y romero
donde se relaja el invierno
y el verano se enciende
como caldera de infierno,
Andalucía te siento
un poema de sentimiento
bajo el encanto de un cielo
que colorean las aguas de tus ríos,
rinconcito de un mundo
donde la belleza
se emociona bajo el embrujo
y la gracia de sus gentes,
cuna de mis primeros pasos
pasión de cada una de mis caricias
y tierra santa para mis cenizas…