Nunca rias de sus sonrisas
sin antes haber calzado sus miserias,
y sin tener ni idea de que su suerte
fue robada a punta de pistola
por el avariento imperialista,
quizás nunca pienses porque esa gente
abandona hasta sus hijos
por un salario en que se les roba
hasta la dignidad de ser personas,
padres y madres hambrientos capaces
de dejar un hogar con la amenaza
de perderse abrazos valorados
en oro de mil kilates,
reemplazados únicamente
por unos centavos lavados
con lágrimas de añoranza,
para que a sus hijos no les falten
unas migajas que llenen su estómago
y una cartera con la que ir a la escuela
que les defienda de la ignorancia
que a ellos les mantuvo como esclavos.
hasta las golondrinas huyen
a climas templados con sus retoños,
entre un cielo sin fronteras
donde nadie les comprueba
de donde vienen si vienen abiertas
si son muchas o si son negras
y nadie se rie de su arresto...