Risas tempranas y frescas
las de los mozos cuando ruegan
por unas razones que por imperiosas
festejos con forma de plante
y corazón de destemple
ante los elegidos del pueblo
con la fuerza del que nada pierde
y en sus ganacias encuentra
la libertad que les prometieron,
yugo inerte que los monarcas
anclaron en sus jovenes cuellos
con la premisa de un alimento
que primero hay que sembrarlo
cuidarlo como si les fuera la muerte
y con llanto entregarlo,
recogiendo únicamente
las migajas de una tierra
que estos llaman prestada
y que de su fuero interno nace
que el dominio no es de nadie
solo madre de todo aquel que la pace,
con la hoz en la mano
y el brazo dispuesto a usarla
gritan al santo cielo su palabra,
el agua la compartimos con cualquiera
y la tierra solo con quien la trabaja...