Hasta el minuto cero
de conocerte,
estuve muerto en vida
con la vía Incandescente
de un pasado inerte
metida en vena y la pena
por un futuro
cada vez más egoísta
con los muros derruidos
del desengaño de tanto lo siento,
hasta que por fin
aquella mañana gris en principio
en que llenaste de matices
con el encanto añil de tu mirada
abriendo un presente en mí,
ausente de recuerdos
cargado de alegrías
por tu sonrisa de niña feliz
y aquel abrazo tierno tan lleno
de sentimiento que reforzó
el cemento envejecido
de mis defensas
con aires de volver
a soñar tranquilo,
desde entonces no pienso
en volver a dormir,
para no despertar
del bonito sueño
de compartir contigo
esperanza alegría y fantasías...