Hay noches oscuras
en que el ruido del viento
como eco impulsa las dudas
que se adentran en el cerebro
como espíritu que no pronuncia
pero dicta proclamas de lamentos
al encuentro de verbos malditos,
las tinieblas se adueñan
del espacio derrotado
transformando en noches de espanto
cada uno de los sueños,
mientras se abren ventanas
directas al infinito vacío
desde el que escapan
dudas, sentimientos
el propio cuerpo huyendo
del acoso del vértigo,
hasta que despiertas
no encuentras la almohada
y una dulce rima te acerca
al efímero secreto de la vida…