El suave brillo de tus pupilas
devolvió a mi alma
la bella fantasía
con la que volví a enamorarme
del dulce ensueño de tu mirada,
de tu sonrisa loca
y del camino por el que paseas
los abismos de tu cuerpo,
golondrinas negras
con su bonito aleteo
fijan sus nidos
en lo alto de mi ventana
para despertarme
con sus alegres trinos
recordándome que ese
como cada uno de los días,
el sol ya está presente
para agradecerle
cada uno de los segundos
que me dedicas,
alas fastuosas al viento
sobre un horizonte azulado
sin engaños ni mentiras
en el que me pierdo
recordando tu último beso
por la alegría de volver a abrazarnos…
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