Parte de mi placidez me juego
con cualquiera de ellos,
amigos desleales
de los que se encuentran
batiéndome en duelo
prometo abonarme
a una vida en ese cielo
prometido,
para encontrar las diferencias
si es que existen
entre él y el infierno
y si de entre ellos
aparece el que me proteja
de alguno de los desatinos,
que el destino traicionero
presenta como reclamo
a una deuda que no entiendo,
espero que ese espíritu colorado
cuya existencia solo está en escritos
asándose en el fuego del averno,
aparezca y los reclame
solo entonces
empezaré a creer en el paraíso…
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