Que rico el suave aroma
con que la brisa marinera
me alentaba
de un agosto zalamero
que como cola de perro
recibía con añoranza,
mi cabeza dolida
por tanto recuerdo tuyo,
perdida
en un horizonte profundo
que al igual que cuchilla
cruzaba mi pecho
regalando mas dolor
que ciertas palabras
pedía a gritos y sin consuelo
verte de nuevo,
mis latidos andaban buscando
un nuevo baile contigo
con la única esperanza,
“un rato antes perdida”,
de acelerar su marcha
ante el dulce castigo
de tenerte de nuevo
frente a mi cara,
con la alegría manifiesta
de haber podido robarte
uno de tus sabrosos besos...
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