Que hermosa la felicidad
que sale de muy adentro,
la alegría refleja
sin codicia y sin pena,
la responsabilidad sin culpa
sin sombras ni tristezas,
la transparencia de un alma
enamorada de ella misma
capaz de salvar cualquier barrera
por sentir la locura de amar
sin tan siquiera necesitar
que a ella la quieran,
que miedo me dan los defectos
de esas personas sin ideas
que nunca buscan
porque las desespera
el propio recelo que las acompleja,
me encanta la esencia
de unas manos vacías de ofrendas
pero llenas de caricias,
como me embruja un mundo
sin intenciones
y repleto de expectativas
como el regalo de la propia vida...
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