Las campanas de mi pueblo
hoy tañen distinto
con sabor a muerto,
mi tía María cruzó el cielo
en su último viaje camino
de una gloria merecida,
una mujer buena a la que la vida
aparte de pobreza como madre regaló
el dolor más grande del universo,
ver partir dos de sus hijos
antes que ella,
tía quizás lo notaste en mis abrazos
tan sinceros como las ganas
de decirte te quiero
cada vez que podía,
fuiste de esas mujeres calladas
que te regalan alegría en cada visita,
la vida continuará sin tu presencia
pero para el recuerdo
siempre estarás en cada corazón
al que solo regalaste amor sincero…
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