Odio ese pozo donde el sueño
se halla tan profundo
queda al alcance de la mano,
un espacio de colores oscuros
donde el negro vaga infinito
sin rendija por la que escaparse
que te atrapa y te convierte
en alma inerte sin forma,
un abismo inexpugnable
de paredes grises que pelea
en la sombra sin dar la cara,
sin rima en sus baladas
pensándose dueño del secreto
que guardo para su guadaña,
por fuerte que nos creamos
solo la muerte acobarda
y no por su estampa de pena,
si no por lo que se pierde
cuando la faena de los años
te gasta la maldita broma
de no haberlos disfrutado
fastidiando su presencia…