
Con los ojos cerrados,
absorto por palabras
que en forma de verso
rondan los rincones de la sala
no quiero dormirme
porque me asombro
con los miles de estrellas
que besan mi mente,
caricias como campanas
con la recompensa
de oírlas con el sentimiento
que salen de su boca
mientras me pierdo corriendo,
pensando en la vida
huyendo de sus derrotas
bajo la sorpresa constante
del siguiente poema
sin importarme los minutos
en que sentado la escucho
y vuelvo a escucharla,
con la luz del alma encendida
y el deseo de que me quede grabado
cada letra y su significado…