Acariciaste mi mente
con la varita mágica de tus palabras
dejando a contracorriente la decencia
con que mi boca invoca tu nombre,
en el que balanceo mis temores
mientras extraño esas canciones de antaño
que invitan al baile de lo prohibido
con unas ganas insoportables de gozarte
a base de caricias que como sol que arde,
entreabre el eucalipto de tus piernas
entre las que se dibuja tu libido
en forma de taberna flamenca
que invita a su baile con la sangre
dispuesta a compartir tan perfecto arte,
dibujando sueños y amaneceres
bordados de versos y poemas
que cuentan la maravilla sin penas
que es disfrutar de una vida de cuento
en el excitado cielo de tus diamantinos hechizos,
acariciaste mi memoria
y removiste las arenas depositadas
en un mañana donde nuestros pasos
bailan al ritmo de los abrazos
que unen nuestros dedos uniendo las ruinas
como manantiales rebeldes de agua
que buscan apasionados un mar abierto,
caricias sencillas con la fuerza de lo auténtico…