Hay eventos en que falla el arbitro
desde el momento
en que el cariño hacia lo hecho
se marchitan los lienzos
se avergüenzan las esculturas
y la alegría con que el artista
se deja los cuernos
acaba en la hormigonera
con la misma cautela
con que la “cuerva”,
expresión andaluza de sangría,
sangra por las venas
como agravante de la desidia
presta a joder la marrana
por la inoperancia,
¿del sitio?
NO, de la poca prestancia
en la ayudantía por el evento,
un cuento de hadas
de cuadriláteros y guantes destrozados,
donde la escuadra esta falseada
el cartabón desmedido,
la pantalla en su sitio sin puntilla
y el tiempo en una papelera
en la que no cabe toda la rabia...