
Nunca sabré si fue la música
la que se adueñó del silencio
o las lágrimas del momento,
tampoco si ellos alguna vez
pensaron o quisieron ser artistas
o pródigo el arte les llegó sin quererlo,
lo que me quedó seguro fué
que aquellas notas amargas
a la par que bonitas encallaron
por momentos el barco de la alegría,
el sentimiento se apoderó de sus ojos
haciendolos grandes,
como el perfume eterno
cargado de recuerdos y formas afligidas
bordando de negro aires y nombres
tras la sonrisa violeta de la expectativa
su vida por un segundo de sus miradas,
fantasmas jadeantes entre costaneros
como pájaros que abandonaron su nido
por el embudo sin futuro de la inocencia,
risas y lágrimas entre un crujir de rabia
por unos segundos en sus sueños
en que hubiesen regalado la suya
se apoderaron de sus caras y sus sonrisas,
pocas veces pido algo al sol, pero hoy
me atrevería a pedirle que no borre nunca
la tarde en que una niña desnuda de alma
y un chiquillo encogido dejaron muda mi pluma...