Nació como verso en verano
un agosto de espigas doradas
y un soplo de brisa en la playa,
llena de sueños y premisas
que fue derribando como montañas
arañadas por el paso del tiempo
sin lágrimas en su sonrisa,
creció buscando esa paz interior
bajo el estruendo de la inexperiencia
que proclama la tormenta sedienta
de vida y relámpagos porfiando
sin miedo a lo desconocido
y vivió como agua de mayo,
jovial y divertida sin sentir
nunca como una humillación
su desgaste por los años…